Generalmente, nos hacemos trampas a nosotros mismos cuando nos proponemos objetivos. ¿Cómo podemos evitarlo? Cuando cambiamos de año, es la época de los buenos propósitos:
Ir al gimnasio.
Hacer régimen.
Dejar de fumar.
Empezar a ahorrar.
Ir al dentista.
Y seguro que sí, empezaste a hacerlo todo, ¿pero por qué abandonamos todos esos objetivos? Cualquier excusa es válida para no llegar a cumplirlos.
Medio desordenado. Es la fase desordenada dentro de una etapa o un período. En la fase intermedia de un proceso, uno se estanca, no sigue la proyección adecuada y llega la desmotivación. Si llegamos a esta fase de desmotivación, los buenos propósitos empiezan a diluirse. Puede ser por causas externas, como por ejemplo menores ingresos, pero también por causas personales debido a actitudes o decisiones que no fomentan el cumplimiento de los objetivos. Es un fenómeno bastante generalizado y que suele pasarle a mucha gente.
Se trata de diagnosticar bien, qué nos hace dejar y cómo podemos evitarlo. Tiene que ver con algo que está estudiado y es:
▪️ No marcar un objetivo.
▪️ No fragmentar ese objetivo.
“Las metas parciales son mucho más fáciles de alcanzar que las metas finales y te motivan a seguir.”
Sin embargo, aunque la motivación parezca que es la chispa inicial, viene bien mantenerla viva, pero no te sostiene. LO QUE SOSTIENE A LAS PERSONAS ES LA CONSTANCIA, DISCIPLINA Y LA FUERZA DE VOLUNTAD. Esto va a hacer que alcances tu objetivo, sea el ir al dentista, ahorro o sea cualquier otro aspecto de la vida.
Está claro que los factores que influyen son muy variados, pero como casi siempre, al final todo acaba recayendo sobre la persona.